miércoles, 31 de julio de 2013

Final del viaje : Dubrovnik, puerto "Libertas"

Y dejo para el final esta parte del viaje en la que llegamos a Dubrovnik. Cogemos un ferry desde el puerto de Bari, y tras una noche de aire acondicionado a tope, llegamos sanos y salvos. Dubrovnik es una ciudad que ya cuando te acercas con el barco puedes imaginar lo que te espera. La ciudad croata es por su orografía un puerto natural. Su enclave en el Adriatico y sus murallas hacen de ella una verdadera joya. 




El primer pensamiento que te viene evidentemente es el de la guerra de la ex-Yugoslavia, y te cuesta comprender cómo en tan poco tiempo la ciudad se ha recuperado. 

Hoy con echar una ojeada desde arriba de las murallas, puedes ver los tejados prácticamente nuevos. 



Te haces entonces una idea de como fue el asedio serbio de finales de 1991. Dicen que los proyectiles impactaron en el 68 % de los edificios de la ciudad antigua, agujereando dos de cada tres tejados. 


Lo primero que hay que hacer al llegar a Dubrovnik es evidentemente patearte la ciudad y recorrer los 2.000 metros de murallas, con sus torres y bastiones.

Al caer el sol es buena hora para pasear por la espina dorsal de la vieja ciudad, por la Stradun, y ver como los últimos reflejos del sol se derriten sobre el mármol desgastado pero todavía brillante. 



En Dubrovnik hay una oferta hostelera impresionante, hoteles , habitaciones de particulares y bares y restaurantes por todos lados. Se nota que turísticamente ahora mismo está en la cresta de la ola. Los precios, también lo confirman. Las konobas son las tabernas, y sirven,  eso si,  un poco lentos. Recomendar el pescado y también el pulpo, las ostras y los mejillones. Estos últimos muy buenos en un guiso con tomate y vino blanco. 
Dicen que las aguas de estas bahías concentran los valores óptimos de sales minerales para el cultivo de ostras y mejillones.


Y evidentemente no podemos irnos de Dubrovnik sin hacer alguna de las excursiones que los alrededores ofrecen. Las islas Elafiti (Sipan, Lopud y Kolocep) nos ofrecen aguas transparentes y alguna pequeña playa. Evitar ir en excursiones organizadas, mejor buscar un servicio de lancha rápida particular (que si que los hay, aunque no se anuncian).

Todas las islas tiene mucha vegetación, típicamente mediterránea. Y el agua, transparente hasta el infinito, y en calma total. La costa dálmata en estado puro. Y la maleta empeñada en esperarme...

De los orecchiette, al pesto con almendras: la cocina de La Apulia italiana

Si Italia es sinónimo de pasta y pizza. La región de la Apulia es sinónimo de orecchiette. Una pasta en forma de pequeñas orejas que se cocina de mil maneras. También he visto que cocinan la pasta junto con legumbres como las judías o los garbanzos.


Utilizan mucho el ajo, la cebolla, el hinojo, el tomate, el peperoncino (los pequeños pimientos rojos) y el queso. Pero evidentemente se hace notar la cercanía de la mar y hemos tenido oportunidad de probar pasta cocinada con pescado o con pulpo. Delicioso. También hemos probado el "pesto pugliese", que es el tradicional pesto italiano pero con almendra picada. 


Os dejo dos recomendaciones de dos restaurantes de Bari y Lecce. 
El primero es el restaurante Alle Due Corti de Lecce. Los antipasti muy vegetales, nada que ver con lo habitual. Y donde se lucieron fue en una pasta hecha con tres cocciones diferentes: al horno, frita y hervida. Una vez juntas las tres pastas, al mezclarlas,  notas las texturas diferentes, buenísimo. Los postres caseros también de nota. 



En Bari recomiendo dos restaurantes situados ambos en la popular Piazza Mercantile. L'Osteria del Borgo Antico  i La Cecchina

Viaje al tacón de la bota (2ª parte) : Bari

Llegamos a Bari , la segunda sorpresa del viaje. Sólo el ambiente de las calles y plazas del casco viejo te confirman que estamos en el auténtico sur italiano. Aquí la gente hace de la calle su casa. 

Puertas abiertas con leves cortinas para resguardar la intimidad, pequeños altares en cada esquina, vecinas hablando de balcón a balcón, y hasta la cesta que sube y baja por la fachada para ahorrarse un buen tramo de escaleras. ¿os suena? Seguro. Pero tal vez de otra época.






Supongo que de este auténtico sabor algo de culpa tienen de todos los que han pasado por aquí: Bari
fue dominada por los griegos, los romanos, los ostrogodos, los bizantinos, los lombardos, los sarracenos, los normandos, los aragoneses, los milaneses y los españoles. Cruce de culturas para la capital de La Apulia.




En la ciudad nueva destaca el ensanche cuadriculado de la época del rey francés Joaquín Murat (a principios del siglo XIX) , pero dónde nos detenemos es en la ciudad vieja. Los arcos medievales entre muro y muro van descubriéndonos callejones y plazoletas. 




Llegamos a la basílica de San Nicolás, verdadero punto de peregrinación de católicos y ortodoxos. Vemos muchos rusos, en una ciudad donde me sorprende ver muy poco turismo.




Interesante es la cripta románica donde descansa el que se convertiría por arte del laicismo, la leyenda y vete tú a saber que más, en Santa Klaus. Y más interesante todavía la catedral y las excavaciones de la basílica paleo-cristiana que hay debajo. Tampoco hay que perderse el Castillo, una impresionante fortaleza de altos muros.

Viaje al tacón de la bota italiana: (1ª parte) : Lecce y Alberobello

Este es mi primer viaje a "Il taco dello stivale". Cuando de pequeños estudiábamos geografía siempre  identificábamos a la vecina Italia por su forma de bota. Bien, pues después de diversas incursiones viajeras por este país, este verano he llegado al tacón de esa bota. O lo que es lo mismo, a la región de La Apulia (Puglia) , más concretamente a la “comarca” de Salento, donde el sur es bañado por este Mediterráneo que ya es Adriático.


Nuestra primera visita fue Lecce, una ciudad conocida como la Florencia del Sur o la Pequeña Florencia por su riqueza en arte. Solo que aquí todo es Barroco mientras que en Florencia todo es Renacimiento. La característica especial de esta ciudad es el color de sus históricos edificios, el color que le da la piedra ocre o dorada de la región. 

Una piedra de origen calcáreo que es la responsable de una erosión que va comiéndose los edificios, que han de ir cambiando piezas enteras de este material por otros nuevos. Se ve en muchos edificios. Como también se ven los rosetones, arcos y columnas trabajados con caras de angelotes, cestos de frutas, y otras figuras mitológicas o históricas .
Se ve sobretodo en la fachada de la Basílica Santa Croce, para mi, mucho más bonita que Il Duomo de la ciudad.


De Lecce cogemos dirección hacia Bari, y a unos 40 kilometros hacemos parada en Alberobello, una recomendación que fue toda una sorpresa. 



Entramos en la conocida “zona trulli". Y para nuestra alegría, nos tropezamos con una maravillosa aldea de peculiares edificaciones cilíndricas con techos cónicos conservados muy bien, no en vano son Patrimonio de la Humanidad desde 1996. 

Los trulli son viviendas de piedra caliza de origen prehistórico que todavía hoy se construyen con las piedras recogidas en los campos vecinos. Las paredes se blanquean con cal y las tejas son negras. 

Volvemos a la carretera camino de Bari