martes, 29 de septiembre de 2009

Caminar y comer

Como habéis podido imaginar no he dejado de aprovechar el Camino de Santiago para probar las delicias gastronómicas que me ha ofrecido a su paso la comarca leonesa del Bierzo, la gallega Ribera Sacra y posteriormente Santiago. Para los que comer es uno de los placeres de esta vida, os aconsejo no dejar de visitar el restaurante O Dezaseis en la compostelana Rúa San Pedro.



Para hacer boca nos pedimos un plato de pimientos de Padrón (nada que ver con los que nos ponen por aquí). Jamás los he comido así, muy pequeños, con el punto de asado justo y con una sal gorda perfecta. Los remojamos con un vino D.O. Rias Baixas (Rosalia de Castro) Como imaginareis fue elegido por el nombre, la inmersión gallega llega hasta ese punto. Luego pedimos Tallarines de sepia salteados con gulas y langostinos (8.20 €), polbo á grella (es como el pulpo a feira, pero el aceite y el pimentón llevan también ajo, y la patata de escándalo) ¡de fábula! (9.80 €), vieiras a galega ( 4 euros la unidad), y navallas (13.50 €). Y de postre una Mouse de chocolate negro de lección magistral.



La verdad es que en Galicia se come muy bien y con precios muy ajustados. Durante el Camino hemos comido mucho “caldo gallego” con trocitos de patata y grelos ( y yo que pensaba que el grelo era una habichuela), mucha carne de ternera ( pobres vaquitas , lo monas que estaban en el prado), trucha, queso de tetilla y de la D.O. Arzúa, empanada , lacón ( nada que ver tampoco con el que te sirven aquí) y pulpo, mucho pulpo. Y tarta de Santiago a go go que se hace acompañar por la copita diaria de crema de orujo. Y se me olvidaba, moras, muchas moras, a lo largo de todas las zarzas que te encuentras jalonando los caminos. Total, que soy la primera peregrina que después de hacerse 220 kilometros ha engordado. Os lo juro.

Otra recomendación es el restaurante de Ponferrada (León) La Fonda, en la misma plaza del ayuntamiento. Esta situada en un primer piso y es muy agradable cenar en el patio interior. Es comida casera leonesa y el trato es muy familiar.
Pedimos un plato de anchoas del cantábrico con pimientos leones, un solomillo de ternera con dos salsas ( de pimienta y de queso), y lo mejor de todo, unos calamares pequeñitos rellenos con una picada de las patitas y no sé que más pero que sabia a gloria. Iban encima de un lecho de su para propia tinta que era para no parar de mojar pan. Ummmmhhhhhh Lo acompañamos con la nueva cerveza que estrella Damm ha sacado con Ferran Adrià, se llama Inedit y es un coupage de malta de cebada y trigo con cilantro, piel de naranja, regaliz, levadura y agua. La verdad es que sorprende. Es como una cerveza-vino. Es densa, muy afrutada y deja un gustito agradable.

Después de todo esto, me voy corriendo a cenar. Bona Nit.

sábado, 26 de septiembre de 2009

El maravillo mundo de la ampolla

Si hay un tema omnipresente en el Camino de Santiago ese es el de los pies. Al segundo día ya has intimado con el peregrino de turno sacando a colación el tema "ampolla". Es el equivalente al tiempo atmosférico cuando entras en el ascensor.

El maravilloso mundo de la ampolla da mucho de sí. Quien se lo iba a decir, a una herida tan poca cosa, tan fea, situada allá abajo donde nadie hace caso. Y es que hasta que uno no hace el camino de Santiago no se da cuenta de que tenemos pies y que éstos son los grandes olvidados.



Yo he tenido muchísima suerte, mis pinreles se han portado a la perfección, tal vez por que hice caso de algunos consejitos que a continuación enumero, para ayuda futura de quien haya de caminar:

- Untar con vaselina toda la planta, tobillo y entre los dedos. Antes de ponerse a andar y a la hora de acostarse. La vaselina no se absorbe como una crema normal y hace que la piel al contacto con calcetín y calzado, no friccione.

- otra cosa muy efectiva es el esparadrapo anti-fricciones. Lo raro es que no existe en casi ninguna farmacia, yo lo encontré en Alcampo. Te pones unos buenos pedazos en el talón y en la planta, justo a la altura de debajo de los dedos. Efectivo.

- cambiar el calcetín cuando se lleva varias horas de caminata.

- Si las ampollas ya han salido, pincharlas con una aguja e hilo, y dejar, he dicho dejar, el hilo. Así no se volverá a cerrar y el líquido podrá ir drenando. Cura con betadine (mejor en gel que en líquido) y dejar secar al aire cuando sea posible. Si hay que volver a andar poner una gasita.

- Olvidate de las famosas tiritas Compeed de la farmacia. Cuánto mal han hecho. Solo sirven para prevenir, jamás ponerlas cuando la ampolla está formada.
- Utilizar compresas. Si, habéis oído bien. Un consejo de un peregrino, que después nos confirmó un fisioterapeuta. Una compresa , de las de toda la vida ( no sirven las extrafinas, ni alas, ni demás florituras), dentro de la bota (pegada a la plantilla) hace que se absorba el sudor y amortigua a la vez la pisada.

- otro consejo a no olvidar, este ya para las piernas en general, son los estiramientos. Super-importantes antes y después de la etapa, y cada vez que se pare durante un rato. Evitaremos cargas musculares.

martes, 22 de septiembre de 2009

Peregrina en casa III



Como vengo de Santiago y aquí también llueve, me he acordado de esta canción "Chove en Santiago" de Luar Na Lubre ,con letra de Federico Garcia Lorca. Os dejo la versión que el grupo gallego hizo con el cantautor Ismael Serrano. Buena semana a todos.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Peregrina en casa II

Hola de nuevo a todos, aquí estoy, de vuelta al teclado después de unos días de desconexión total. ¿Y dónde mejor para desconectar que haciendo el Camino de Santiago?. He meditado, vivido y sufrido a lo largo de 220 kilómetros. Desde Ponferrada (León) a Santiago.



Nadie me dijo lo duro que era. He llegado con los tobillos hinchados y con una sobrecarga muscular en los gemelos. Eso sí, los pies se han portado. Traigo mucho cansancio, pero las expectativas sobre lo que me podía deparar esta peregrinación histórica, que arrastra todos los años a miles de personas, se han visto cumplidas. He conocido algunas de ellas, y al llegar a Santiago he sentido la alegría del reencuentro con aquellos con los que tuve la suerte de tropezar en albergues y caminos. Natalia, Javi, Dani, Saul, Rocio, el "Jesucristo", las Catalanas, Estephanie, Gansel y Gretel, los murcianos, los japos, etc.

Durante estos días pierdes la noción del tiempo y el espacio. Te levantas a las seis, y es de noche, y a las seis de la tarde, piensas que lo que ha ocurrido esta mañana, pasó ayer. Rompes el ritmo matemático y metódico de la rutina para enlazar pisada tras pisada, respiración tras respiración. Subes repechos ,bajas empinadas cuestas, y sientes las piedras bajo las botas en camino llano. Cuando es noche cerrada, te asusta la oscuridad ,cuando hay luna te deslumbran las estrellas, y cuando hay sol ves la bondad del paisaje, tanto del Bierzo, como de la humeda Galicia.



De Triacastela a Portomarín (dos etapas de camino) contemplas kilómetros y kilómetros en verde. Es uno de los paisajes más bonitos del Camino Francés. Los castaños, los alamos, los chopos y las carballeiras ( los bosques de robles) van sucediendose sin descanso. Las aldeas desperdigadas y techadas de pizarra se ven como manchas a la vuelta de cada agro-esquina en esta sucesión de paginas en verde. Un color, salpicado por el gris de la piedra de las innumerables pequeñas iglesias y cementerios. Nos adentramos por túneles vegetales y salimos otra vez a praderas donde pastan las vacas y a campos de maiz a la espera de la siega.



Algunas mañanas la intensa niebla deja a la vista una Galicia de meigas y leyendas celtas. La condensación del vapor de agua deja en el camino decenas de mojadas telarañas tejidas a la perfección, parecen encajes cuajados de brillantes.



Es como la ventana a la que te asomarías día tras día. Como el pueblo de O Cebreiro, con 29 habitantes y sus típicas pallozas, la entrada a la provincia de Lugo, un marco de película (eso si, tras una ascensión que te deja sin aliento).



La comarca de la Ribera Sacra nos va dejando manzanos, moras y frambuesas en las riberas del camino. Después entramos ya en los pazos de Ulloa, y tras los últimos kilometros aparece Santiago.



Algun peregrino me dice que ha venido aquí buscando respuestas, pero que sin embargo no hace más que encontrarse nuevas preguntas. No sé que es lo que buscamos los que peregrinamos a Santiago. Hoy en día casi nadie lo hace por motivos religiosos exclusivamente. A mí no me ha llegado el momento místico haciendo el camino. Si he tenido momentos de soledad reivindicada, porque el camino si se hace en compañia deja mucho tiempo para caminar y cavilar en soledad, y si se hace en solitario, deja mucho espacio para conocer y conversar con otros peregrinos. Pero la verdad es que las cuestas de la ruta jacobea son una verdadera prueba de fuego. Empiezas a sufrir y a notar el agotamiento y te planteas ¿que hago yo aquí? Tanta penitencia, para tan poco pecado.

Pero las piernas llega el momento que parecen te arrastran hacia delante sin tan solo consultar al resto de tu persona. Es la voluntad de llegar a pisar las calles enlosadas y mojadas de Compostela y decir: he llegado hasta aquí, soy yo, me lo he propuesto y he podido. Hay quien dice aquello de "Plantar un árbol, escribir un libro o tener un hijo"...yo añado, hacer el Camino de Santiago.


Fotos: X.Capdevila / P.Llorca

sábado, 19 de septiembre de 2009

Peregrina en casa I



¿ A dónd´ irá aquel romeiro,
meu romeiro, a dónd´ira
Camino de Compostela
Non sei s´ali chegará

Os pés leva cheos de sangre
e non pode mais andar;
¡Malpocado!¡probe vello:
Non sei s´ali chegará.

Ten longas e brancas barbas
ollos de doce mirar,
ollos gazos, leonados,
verdes comágua dó mar.