martes, 21 de mayo de 2013

Formentera en mayo

A tiro de piedra desde mi vecina Denia, Formentera se me resistía hasta este pasado fin de semana. Mayo es un buen mes para ir a esta isla auténticamente mediterránea, pero el inconveniente es que el ferry que sale de Denia no va directo a la isla, sino que  tienes que ir a Ibiza y allí cambiar de barco. Inconveniente que se suple a partir de junio con línea ya directa. Pero como decía es un buen mes , si el tiempo acompaña, porque puedes ver la isla a tu aire sin mucha masificación de turistas, y a  precios más económicos evidentemente que en verano. Pero dejémonos de datos superfluos y adentrémonos en la esencia de la isla.


Formentera es un destino para desconectar del mundanal ruido y no hacer otra cosa que caminar y nadar, leer y comer, vivir y sentir, en definitiva. Largas playas nos aguardan en esos 82 kilómetros que tiene la isla. Es todo horizontal. El azul del cielo, el verde del mar, el blanco de la arena. La lagartija y hasta el pino erosionado por el aire.  Es infinita a la vez que pequeña. Ese tamaño ideal para hacerla tuya en poco tiempo, no aburrirte y desear volver. 



En Formentera cuando uno se levanta por la mañana sólo tiene que preocuparse por el aire. Si sopla de Poniente o de Levante. Según de donde sople elegiremos una u otra playa. No hay problema. Formentera tiene playas a derecha e izquierda, sólo hay que decidirse: Es Pujols, Ses Illetes, Cala Saona, Mitjorn...


Ya por la tarde, si uno tiene ya borrachera de arena y agua salada, nada mejor que caminar por los pequeños núcleos urbanos que ofrece la isla. Sant Francesc, y Sant Ferran de Ses Roques, o subir a El Pilar donde se encuentra el faro de la Mola, sus acantilados y sus pinos que le dan nombre (en griego Formentera es “isla de pinos”). Para llegar aquí hemos dejado atrás un paisaje de higueras de ramas trenzadas a modo de telaraña y márgenes de piedra que van cuadriculando el paisaje. Pequeñas señas de identidad de una isla que no pierde su esencia.
PD: por mucho italiano que quiera conquistarla. Los hay hasta para aburrir.