viernes, 11 de septiembre de 2015

Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)




Hoy toca el turno de la catedral, la Sé. Se alza en la ladera rocosa con sus torres gemelas disputándole el protagonismo a la Torre dos Clérigos. Poco queda de su estilo románico con los posteriores añadidos barrocos, pero no perderos el claustro. 

Desde la muralla de la catedral podemos ir bajando por las callejuelas del barrio da Sé hasta la Ribeira. 



Cuando llegamos bajo, a orillas del Duero se despliega toda una infinita oferta de restaurantes. Es hora de probar un sabroso bacalhau, un caldo verde, su variedad de quesos como el saloio,el cabreiro o el Azeitao, o una francesinha. 



Después d comer es el mejor momento para coger el crucero de los seis puentes. Un paseo donde disfrutar de las vistas más universales de Oporto, las de la Ribeira.

Y nos quedamos al otro lado del barrio portuario, en Vila Nova de Gaia, donde están las bodegas donde envejece el famoso vino de Oporto. En el XVII los ingleses tenían mal lo de importar burdeos por las constantes guerras con Francia y miraron hacia Portugal. Pero claro estos vinos soportaban mal cruzar el Atlántico y los comerciantes "guiris" le añadieron aguardiente. Y así nació el Oporto , un vino encabezado, cuyo comercio en el XVIII fue clave para el desarrollo de toda la región.


En Gaia se concentran las grandes bodegas de este vino : Calem, Ferreira, Sandeman. Imprescindible hacer alguna cata y tomarte un twany, o un ruby.





Y ya de vuelta cruzar andando el Ponte de Dom Luis I con su impresionante doble  estructura de metal, construido por el colaborador de Gustave Eiffel.


Volvemos a la Ribeira mirando el atardecer de la ciudad reflejado en el agua. Cuesta alejarse de aquí. Pessoa lo diría con otras palabras, pero haciendo la maleta ya lo echas de menos.

Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte I)


Empezamos este viaje con una recomendación, subir a la Torre dos Clérigos, y desde allá arriba contemplar la ciudad de Porto con todos sus tejados disputándose las vistas al Duero. Este era el "faro" para todos los barcos que remontaban el río llenos de mercancías durante siglos.

Hemos venido hasta esta Praça da Cordoaria con el viejo tranvía 22 , imprescindible dar una vuelta y coger el puso a la ciudad a la velocidad de antaño. Los mismos aires nostálgicos que nos hablan de otra manera de entender la vida.


Como el deleite que nos ofrece curiosear entre los libros de la cercana Librería Lello & Irmao (Rua das Carmelitas) una maravilla neo gótica de finales del XIX. Dicen de ella que es una de las más bellas del mundo y no tengo duda. Escenario de algunas películas, entrar aquí es como ir a Tiffany´s a desayunar cruasanes. Pero dentro las joyas tienen páginas y huelen a papel. Obligatoria la foto en la escalera aunque haya que esperar turno.

Aunque sea verano en Oporto hay que dormir con un fino edredón, un gustazo levantarse así sabiendo además que te espera desayunar en el Café Majestic. Todas las ciudades tienen un café: Lisboa tiene su A Brasileira, y Porto , éste, un local novecentista repleto de maderas y espejos, dónde el té servido en fina porcelana está exquisito (por cierto esta palabra en portugués significa extraño, raro, así que cuidado).  





Estamos en la Rua Santa Catarina y seguimos adelante para parar en la Capilla de las Almas. Es nuestra primera experiencia con los azulejos portuenses que vamos encontrando por toda la ciudad. 



En la preciosa estación de San Bento 20.000 piezas de la década de 1930 nos cuentan parte de la historia, también son imprescindibles los de la iglesia del Carmo y la Iglesia de san Ildefonso.Pero azulejos encontramos en muchos otros edificios. Los emigrantes portugueses que volvían con dinerito fresco de Brasil lo invirtieron en viviendas forradas de azulejos.

Hay un antiguo dicho que reza " Coimbra canta, Braga reza, Lisboa presume y Oporto trabaja", y algo de verdad tiene, porque Oporto , ha sido cuna de mercaderes, de bodegueros, de emigrantes en busca de fortuna, ... y todo eso se respira en la ciudad. 



Desde el Mercado de Bolhao, donde el aire decadente se mezcla con el ir y venir de las mercancías, hasta el espectacular Palacio de la Bolsa (no dejar de hacer la visita guiada) , o los tradicionales comercios que conservan todavía hoy los escaparates y carteles de la época.


La Casa Oriental, la Confeitaria do Bolhao, o alguna pequeña tienda donde hoy es posible encontrar alambiques y tapones de corcho. Hay un montón de preciosas pastelerías. Atención a los rellenos de crema con almendra.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Dos días por Salamanca


De esta plaza dicen que es todo armonía. Hasta el número de sus arcos , 88, es perfecto. Armonía, una palabra que se extiende a lo largo y ancho de esta ciudad. Y justamente la Plaza Mayor es el lugar donde empezar a descubrirla. Siéntate en uno de sus doce bancos de piedra, a distintas horas del día, y mira como cambia su pulso y su color. 



Sin ser ciudad de grandes alturas, no puedes de dejar de mirar hacia arriba. Si lo haces corres el riesgo de perderte alguna de sus joyas platerescas. Empezamos a coger el latido a la ciudad por la Rúa Mayor hacia la calle de la Compañía, allí nos encontramos la Clerecía y la Casa de las Conchas.


Dicen que hay 365 conchas, con cada una de ellas el señor Rodrigo Maldonado recordaba a su mujer el amor que sentía por ella cada día del año. Aunque hay otras leyendas, como la que dice que debajo de cada concha hay una moneda de oro. Aquí ya encontramos la piedra de color arena que le dará ese tono dorado a los atardeceres de la ciudad charra. 

Y si ese es su color, ¿a que huele Salamanca? Huele a saber, a ciencia, a literatura. Llegamos al Patio de Escuelas y ante la fachada plateresca de la antigua universidad nos entretenemos buscando la rana. Rana que en verdad es un sapo sobre una calavera. Un símbolo que en el renacimiento significaba pecado carnal. Pasa los estudiantes de la época era un toque de atención ante la sífilis. Entramos dentro y se respira sabiduría por todas las paredes. Aquí dentro fray Luis de León daba clases de Teología, y dijo aquella famosa frase del "decíamos ayer" cuando retomó sus clases después de cuatro años de cárcel. Otras referencias literarias de Salamanca son Unamuno , San Juan de la Cruz, o personajes como el licenciado Vidriera de Cervantes que decía de Salamanca que "enhechizaba la voluntad de volver".

biblioteca de incunables de la Universidad de Salamanca

"Advierte hija mía, que estás en Salamanca, que es llamada en todo el mundo madre de las ciencias y que de ordinario cursan en ella y habitan diez o doce mil estudiantes. Gente moza, antojadiza, arrojada, libre aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de buen humor"

Esta definición de los estudiantes que también hizo el Licenciado Vidriera define muy bien al estudiante de entonces. Ese que tenia derecho al pataleo cinco minutos antes de empezar la clase para entrar en calor. Y es que Salamanca es de temperaturas extremas. En invierno el frío obligaba a los estudiantes más pobres a ir enrollados en mantas y de ahí la expresión "ser un manta". 

los vítores de  los estudiantes
Y si paseando por la ciudad charra os encontráis con grandes letras rojas pintadas en muchas fachadas estáis delante de los vítores, hechos con sangre, aceite y arcilla. Era la "firma" del estudiante, que había conseguido ser bachiller ("el grado") y tenia recursos económicos para dejar plasmado tan tremendo esfuerzo (había que pagar misa y toros).

catedral
Y ahora toca el turno de la catedral, o de las catedrales, porque son dos en una. Veían la primera demasiado poca cosa y adjuntaron otra más grande. Nada tiene que ver una con otra. La vieja, románica, es recogida y humilde, la nueva es todo esplendor con un churrigueresco que extasía. 

Dejaros tiempo para ver detenidamente la portada del Nacimiento o para buscar el astronauta en la puerta de Ramos.

el astronauta de la portada




Si me acompañáis bajamos al río Tormes por el puente romano. Por aquí volvían las prostitutas en acabar la cuaresma y Navidad. Volvían y los estudiantes les engalanaban con ramas las barcas, de ahí el nombre de rameras. Y también en Salamanca nace el origen de la expresión irse de picos pardos, pues las faldas y enaguas de estas mujeres acababan en picos de este color.

Y en este puente nos encontramos el famoso verraco del Lazarillo de Tormes. El toro de piedra donde el ciego golpeó la cabeza al Lazarillo. 

patatas revolconas
Y si entre tanta historia y tanto callejeo os llega el hambre no dudéis en buscar un pequeño restaurante en la calle Prior, cerca de la plaza Mayor, se llama Mesón La Dehesa y tiene los mejores ibéricos de todo Salamanca. Tienen ganadería y secadero propios. Tampoco olvidar de probar las patatas revolconas o meneás.

Y para acabar la jornada un paseo nocturno entre las parras y los frutales del Jardín de Calixto y Melibea. El autor de La Celestina , Fernando de Rojas, también fue estudiante de Salamanca. Desde aquí, asomados al Tormes, nos despedimos de Salamanca.

viernes, 26 de junio de 2015

Cartagena en un día. Mil culturas y un mismo puerto.

Hace 30 años era la ciudad más contaminada de España, junto con Avilés, y hoy es una caja de sorpresas para el visitante. Tanto para el que busca sol y playa, como para el que busca historia y cultura. 

Tenía muchas ganas de ir, pero como es de esas ciudades que tienes ahí al lado, van pasando los años, y hasta hoy. Pero desde luego que ha sido el hallazgo del teatro romano para 7000 espectadores, sepultado por todo un barrio, lo que ha devuelto el esplendor a esta ciudad portuaria.


Recomiendo empezar la visita en la oficina de turismo que hay frente a la muralla marítima y contratar alguna de las visitas guiadas. Imprescindible visitar primero el museo del teatro romano, edificado por el arquitecto Rafael Moneo, y que te va introduciendo en la historia de la ciudad (por aquí pasaron bizantinos, musulmanes y cristianos) hasta desembocar directamente dentro del teatro romano. 

Cuesta trabajo pensar que durante tantos siglos haya estado oculto bajo tierra. Lo descubrieron por casualidad en 1988 y se abrió al público en el 2008. 

También muy interesante ir a ver el submarino de Isaac Peral y conocer toda su historia. Imprescindible la visita con guia, y desde aquí mi reivindicación de esta profesión, que te puede hacer cambiar una visita de aburrida a sorprendente. Sin estos profesionales te pierdes la historia del soldado San Pedro que consta en nómina en el arsenal militar, y es arrestrado todos los años el martes santo por llegar tarde al cuartel. O la historia, "gemela" a la de la Casa Carbonell de Alicante, que tiene el edificio que está junto al Casino. 

Para un próxima visita nos hemos dejado el ARQUA, el  museo de arqueología subaquatica y la visita guiada al barrio del foro romano. 



La ciudad es muy bulliciosa. Hay turistas que vienen de los cruceros que atracan en el puerto, y se ve mucha vida. No hay que irse sin probar el caldero cartagenero con pescado de roca. Y para tapear ir a la calle Jara y entrar a la bodega más antigua de la ciudad, La uva jumillana.




Pedir un vermut y unas bravas o unas berenjenas. Tienen en verano vermut granizado, que es muy parecido a nuestra "mentireta" alcoiana. Todo muy barato y muy auténtico. 

jueves, 25 de junio de 2015

Calblanque : las últimas playas "sin ladrillo" del Mediterráneo

Me encantan los nombres de los vientos. Y cuando oí que el responsable de barrer estos arenales era el "Jaloque" me enamoré de tan sugerente término. Más aún, cuando por la etimología, lo asocié acertadamente con nuestro "Xaloc", y mas tarde, ya con ayuda, vi que era el mismo viento "Siroco" que sopla en Italia y Grecia. Viento por tanto del sudeste mediterráneo que barre culturas en una y otra orilla. Y en ésta que visité estos días, no sólo me sedujo el nombre sino el sitio.


El parque regional de Calblanque en Murcia, es primo hermano, y vecino por geografía, del parque del Cabo de Gata. Playas con dunas casi vírgenes, sin edificaciones a la vista, con pocos turistas y con 13 kilómetros de extensión repartidos en arenales, aguas transparentes, vegetación casi de desierto  y acantilados. 





Hay dunas fósiles y una vegetación llena de nombres preciosos como orovales, cornicales, sabinas moras (o ciprés de Cartagena) , bayones y albaidas. 


A 70 kilómetros de Alicante, es  una escapada interesante. Está en la salida de la autovía de Los Belones. Muy cerca del Cabo de Palos. El parque tiene varias playas: Playa Larga, el Negrete, Las cañas, Calblanque, Magre y Arturo. La arena de todas ellas es oscura, y el agua muy limpia, y muchos días con algo de oleaje. 

Muy cerca de allí tenemos otras alternativas, depende de nuestro plan. Si lleváis niños tal vez os interesa la calma y la poca profundidad de Playa Paraíso y Playa Honda, muy cerca. O la calita que hay a la izquierda del preciosos faro de Cabo de Palos. En Playa Paraíso hay una escuela de vela donde poder alquilar desde bicicletas o kayacs.

Para comer os recomendamos el chiringuito Casablanca. Pulpo, boquerones, ensalada con bonito en salazón y la bravas cuatro salsas. Todo de primera. 

Par completar el viaje, acercaros a Cartagena, una ciudad para descubrir.Os lo contamos en el próximo post. 

miércoles, 4 de febrero de 2015

Hostal Adria Santa Ana: dormir céntrico y barato en Madrid

En pleno centro de Madrid está el barrio de las Letras (o Huertas) , uno de los mejores zonas de la ciudad para alojarse durante unos días. Esta cerca de La Gran Vía, al lado de los principales museos y teatros, y con una surtida oferta de establecimientos para comer y dormir. 

Plaza de Santa Ana, Madrid
Pues en el cogollo de este barrio, en la Plaza de Santa Ana, se encuentra el que es ahora mismo el mejor hotel de todo Madrid, el Madrid Reina Victoria, donde van todas las celebrities internacionales cuando pasan por aquí. El hotel es precioso , pero claro, se sale un poco de los límites de mi escurrido bolsillo. Pero a solo 50 metros, casi en la misma esquina podemos encontrar otra joyita. Un hostal llamado Adria Santa Ana. 30 euros la habitación por persona. El único alojamiento de Madrid elegido por el New York Times como el hotel boutique más económico. Limpio, nuevo, céntrico y barato. Solo un impedimento. No hay ascensor y es una tercera planta. Se hacen piernas mientras se suben esas típicas escaleras de madera con escalones desparejados tan habituales en los edificios con solera. 

Habitación del hostal Adria Santa Ana
Tienen un detalle que me hizo gracia, te regalan un paquete de toallitas desmaquillantes (que has de pedir en recepción ) para evitar que ensucies de rimmel o maquillaje las toallas. Además es super silencioso. Ni siquiera tiene recepción. Sólo las cámaras del pasillo vigilan quien entra y sale. Pues eso, todo un acierto para apuntar en la agenda.

De tapeo por el barrio madrileño de las Letras

No sé el motivo por el cual siempre que voy a Madrid me llevan al barrio de las Letras. Y esta vez me he atrevido y he sido yo la que ha hecho de Cicerone. En ese trozo de Madrid comprendido entre la calle Atocha y la carrera de San Jerónimo, por donde precisamente estos días buscan la tumba de Cervantes, en ese trocito se tapea de maravilla. 



Empezamos por los clásicos, las tabernas de toda la vida como la mítica Casa Alberto en el número 18 de la calle Huertas. No marcharos sin probar el rabo de toro, en versión tradicional, o en relleno dentro de unos pimientos de piquillo. Fundada en 1827 Casa Alberto conserva todo el tipismo castizo de su momento. De hecho está en un edificio donde en el año 1614 Cervantes concibió Viaje al Parnaso.




Puesta en escena similar encontramos en otros lugares. Pero es impotante desgranar el grano de la paja. Está lleno de bares y cervecerías con azulejos imitando a antiguos que son antros para turistas.

Otras buenas opciones son Casa Toni en la Calle de la Cruz , 4 . El sitio es pequeñito pero desde el minúsculo escaparate puedas ver el género y su preparación, y eso ya dice mucho. Aquí pedir el vermuth de grifo de Reus, las berenjenas fritas, y si soy de casquería : callos, mollejas, oreja, y zarajos. 

 Y sin salirse de los clásicos, para una de calamares, y acercándonos ya a la plaza Mayor, el bar Postas de la calle del mismo nombre. Su bocadillo de calamares, entre los mejores de Madrid.







Otra cervecería que suelo visitar es El Diario en la calle Huertas número 69. Tiene una barra de montaditos muy variada y excelente. El jamón de toda confianza. El servicio simpático y atento.




Y de los de toda la vida pasamos a los últimos en llegar. Recomendamos La huerta de Tudela (Green and More) en el numero 15 de la calle Prado. Una propuesta innovadora que presenta a las verduras como platos principales. Dicen que tienen la mejor menestra de España. Sólo decir que cada verdura se cuece por separado.

Y de ahí saltamos de calle y de gastronomia. Si llevas dos días de "tipical tapas" , nada mejor que sentarse a una mesa vietnamita. Viet nam es lo último en cocina vietnamita en Madrid. Para los fans de la famosa sopa Pho Bo, los nems, los rollitos de cerdo y gamba fritos y envueltos en hojas de lechuga y otras especialidades.

También nos gustó la Taberna del Chato en la calle de la Cruz, 35. A lo de toda la vida le han dado una vuelta de originalidad y tiene una carta de raciones y tapas muy moderna y apetecible.




Para rematar la tarde tomaros un té en Tekoe o Cosmen and Keiless , o si apetece más una copa, la cockteleria Guau, todo sin salir de la calle Huertas.